domingo, 12 de octubre de 2014

NO PUEDES HACER INFELIZ A UN HOMBRE SOLITARIO

 
 

 
 
¿QUIÉN ES SOLITARIO?
 
AQUEL PARA EL QUE HA DESAPARECIDO LA NECESIDAD DE SER NECESITADO,
AQUEL QUE NO BUSCA SU SIGNIFICADO EN TI,
EN TUS OJOS,
EN TUS RESPUESTAS.
 
¡NO!
 
SI LE DAS TU AMOR,
TE LO AGRADECERÁ PERO SI NO SE LO DAS,
NO TENDRÁ NINGUNA QUEJA.
 
SI NO SE LO DAS,
SEGUIRÁ SIENDO TAN BUENO COMO SIEMPRE.
 
SI LE VISITAS SE PONDRÁ FELIZ,
PERO SI NO VAS A VISITARLE,
ESTARÁ IGUAL DE FELIZ QUE SIEMPRE.
 
SI ESTÁ EN MEDIO DE UNA MULTITUD, DISFRUTARÁ,
PERO SI VIVE COMO UN ERMITAÑO,
TAMBIÉN LO DISFRUTARÁ.
 
NO PUEDES HACER INFELIZ A UN HOMBRE SOLITARIO,
PORQUE HA APRENDIDO A VIVIR CONSIGO MISMO
Y A ESTAR FELIZ CONSIGO MISMO.
 
SOLO SE BASTA.
 
POR ESO LAS PERSONAS QUE MANTIENEN UNA RELACIÓN CON OTRA PERSONA,
NUNCA QUIEREN QUE EL OTRO SE HAGA RELIGIOSO;
SI EL MARIDO SE EMPIEZA A INCLINAR POR LA MEDITACIÓN,
LA MUJER SE SIENTE MOLESTA.
 
¿POR QUÉ?
 
QUIZÁS NI SIQUIERA SE DA CUENTA
DE QUÉ ES LO QUE ESTÁ PASANDO
 NI POR QUÉ SE SIENTE MOLESTA.
 
SI LA MUJER SE EMPIEZA A INCLINAR POR LA RELIGIOSIDAD,
EL MARIDO SE SIENTE MOLESTO.
 
¿POR QUÉ?
 
UN MIEDO INCONSCIENTE SURGE EN LA CONCIENCIA.
 
EL MIEDO A QUE ÉL O ELLA ESTÉ TRATANDO DE SER AUTOSUFICIENTE;
ÉSE ES EL MIEDO.
 
DE MODO QUE, SI A UNA MUJER SE LE PLANTEA ESTA CUESTIÓN:
«¿PREFERIRÍAS QUE TU MARIDO SE CONVIRTIERA EN UN MEDITADOR O EN UN BORRACHO?»,
ESCOGERÍA AL BORRACHO ANTES QUE AL MEDITADOR.
 
SI EL MARIDO TUVIERA QUE ELEGIR:
«¿PREFERIRÍAS QUE TU MUJER SE CONVIRTIERA EN SANNYASIN, O QUE SE DIRIGIERA HACIA EL MAL CAMINO Y SE EXTRAVIARA?»,
ELEGIRÍA LO ÚLTIMO.
 
UN SANNYASIN ES ALGUIEN QUE SE BASTA A SÍ MISMO,
QUE NO NECESITA A NADIE,
QUE NO DEPENDE DE NADIE.
 
ESTO DA MIEDO;
YA QUE ENTONCES TÚ TE VUELVES INÚTIL.
 
TODA TU EXISTENCIA HA GIRADO EN TORNO A ESA NECESIDAD:
ÉL TE NECESITABA.
 
SIN TI ÉL NO ERA NADA;
 SIN TI, SU VIDA ERA FÚTIL, UN DESIERTO;
SÓLO CONTIGO ERA CAPAZ DE FLORECER.
 
PERO SI TE DAS CUENTA DE QUE PUEDE FLORECER EN SU SOLEDAD,
ENTONCES TE SENTIRÁS MOLESTO,
PORQUE TU EGO SE SENTIRÁ HERIDO.
 
 
OSHO